Toxocara canis es un helminto
nematodo gastrointestinal parásito específico de los perros y
otros cánidos (zorros, coyotes, lobos, etc.). Se da en todo el mundo.
Los huevos y las
larvas son muy resistentes en el medio ambiente y pueden permanecer infectivos
durante meses y años. Por ello hay que contar con que la mayoría de los parques
y lugares donde juegan o pasean los perros estarán contaminados con ellos.
Hay que considerar que los seres humanos, en especial los niños pueden infectarse con huevos y larvas de T. canis. En los seres humanos, si bien las larvas no completan el desarrollo a adultos, se comportan en parte de modo similar a como lo hacen en los perros (ver más adelante) y pueden dañar numerosos órganos (hígado, riñones, pumones, corazón, ojos, etc.). Están especialmente expuestos a infectarse los niños.
Toxocara cati, otra especie del mismo género infecta a los gatos (enlace); Toxocara vitulorum a los bovinos (enlace).
La enfermedad causada por las
infecciones con este nematodo gastrointestinal se conoce como toxocariasis.
Localización de Toxocara canis
El órgano predilecto de Toxocara canis es
el intestino delgado, pero las larvas migratorias pueden
hallarse en la cavidad intestinal y en numerosos órganos (pulmones, ojos,
corazón, hígado, etc.)
Descripción de Toxocara canis
T. canis tiene la típica
forma de gusano redondo y puede alcanzar de 7 a 18 cm de longitud y 0,3 cm de
espesor. Es de un color blanquecino a cremoso. Los adultos disponen de unas
típicas aletas cervicales. Los huevos son esféricos u ovales, miden unas 75 x
90 micras, contienen una sola célula y la membrana es gruesa.
Biología
y ciclo vital de Toxocara canis
T. canis tiene un ciclo
de vida directo, pero notablemente complejo. Tras la excreción
de los huevos en las heces, las larvas se desarrollan en su interior hasta el
estadio L-II en 10 a 15 días. Los perros pero también muy a menudo roedores
(ratones, ratas, etc.) ingieren las larvas. Los roedores sirven de hospedador
secundario, pero las larvas no continúan el desarrollo a adultos en ellos.
Este ciclo suele tener lugar en perros
de hasta 3 meses de edad. Los adultos no chupan sangre, sino que se alimentan
de los nutrientes del hospedador, con el que compiten.
En perros de más de 3 meses este ciclo
se hace cada vez menos fecuente, y por encima de los 6 meses ya no se da. En su
lugar, las larvas L-II inician una migración somática que
puede llevarles a numerosos órganos: hígado, pulmones, corazón, cerebro,
músculo esquelético, y a la pared del tracto gastrointestinal. En estos órganos
acaban encapsulándose, inician una etapa de dormancia y pueden permanecer
infectivas durante años.
En esta migración somática las larvas
pueden llegar también a las glándulas mamarias de las hembras
y a través de la leche infectar a los cachorros, sobre todo durante
las tres primeras semanas de lactancia. Por esta vía, las larvas no harán una
migración somática dentro del cachorro, sino que se instalarán directamente en
el intestino donde completan el ciclo y empiezan a poner huevos. La madre puede
reinfectarse con estos huevos al lamer al cachorro.
También puede darse a veces la infección
intrauterina: en las perras gestantes, unos tres meses antes del parto, las
larvas L-II atraviesen la placenta y se instalen en los pulmones del feto donde
mudan a L-III, justo antes del parto. De allí y a través de la traquea alcanzan
el intestino del cachorro donde completan el desarrollo a adultos. Basta una
sola infección de la madre, para que ésta infecte a todos los cachorros en los
subsecuentes embarazos.
Si no está familiarizado con la biología
general de los helmintos y de los nematodos parásitos pulse aquí para
consultar los artículos correspondientes en este sitio.
Daño,
síntomas y diagnóstico de Toxocara canis
La infección con unos pocos gusanos no
produce de ordinario síntomas en los perros adultos. Pero en caso de
infecciones masivas (varios centenares) en el intestino puede darse apatía,
inapetencia, pelo desgreñado o erizado, debilidad y susceptibilidad a otras
enfermedades, oclusiones intestinales e incluso obstrucción de las vías
biliares. Las consecuencias son diarrea o extreñimiento, vómitos, sangre
en las heces, anemia, etc. Las larvas migratorios pueden dañar
a los órganos más afectados como riñones, hígado, pulmones (tos y neumonía son
posibles síntomas), o los ojos.
Todos estos daños pueden darse también
en los cachorros, que a menudo muestran un característico vientre hinchado, y
en los que estos trastornos afectan negativamente al desarrollo y al
crecimiento. Debido a su gran talla, los adultos pueden obturar y perforar el
intestino del cachorro. Si no se tratan a tiempo las infecciones de los
cachorros con Toxocara canis pueden ser mortales.
El diagnóstico preciso
de Toxocara canis precisa del examen de materia fecal al
microscopio para identificar los huevos.
Para el dueño del perro no es posible
determinar un diagnóstico preciso sobre qué gusanos específicos afectan a su
mascota, y por tanto qué medicamento debe emplear. Es ineludible consultar a un
médico veterinario.
Prevención
y control de infecciones de Toxocara canis
Es muy conveniente evitar que las
mascotas ingieran tierra u otra materia contaminada con huevos, pero muy a
menudo esto es muy difícil de lograr. En criaderos y pensiones de perros es
esencial cuidar la higiene y desinfección regular de las jaulas y locales donde
están los animales, eliminar diariamente los excrementos, etc.
A las crías conviene tratarlas de modo
preventivo con un antihelmíntico a partir de las 3 semanas, cada 2 a 3 semanas
hasta los tres meses. Es muy recomendable tratar al mismo tiempo a las madres.
También es muy recomendable tratar a
los perros adultos, aunque no haya crías, según la recomendación del
veterinario en base a la situación epidemiológica local y a las condiciones
particulares en las que vive la mascota (apartamento, casa con jardín, entorno
rural, etc.). Si es posible y económicamente viable conviene hacer un examen de
materia fecal para diagnosticar la presencia o no de éste u otros helmintos
parásitos, antes de proceder a tratamientos preventivos o curativos.
Si se han adquirido un nuevo animal es
muy recomendable tratarlo inmediatamente, y si posible obtener del propietario
anterior el historial médico al respecto.
Todo esto es especialmente recomendable
e importante en hogares donde hay niños que juegan con los perros y cachorros y
podrían fácilmente infectarse con huevos o larvas. Pues los niños están
especialmente expuestos a las infecciones con las larvas migratorias (larva
migrans): de 1 a 4 años sobre todo por las larvas migratorias viscerales, y
de 7 a 8 años por las larvas migratorias oculares que pueden causar ceguera.
Para evitarlo hay que educar a los niños a lavarse las manos antes de comer, a
evitar el contacto con los excrementos de las mascotas, etc. También es muy
recomendable que las mascotas se acostumbren a no defecar donde juegan los
niños.
Antiparasitarios
químicos
Como antiparasitarios contra Toxocara y
otros nematodos se usan sobre todo antihelmínticos de amplio espectro como
los benzimidazoles (p.ej. albendazol,febantel, fenbendazol), el levamisol y los endectocidas (p.ej. ivermectina, milbemicina oxima, moxidectina, selamectina) y la emodepsida.
Las tetrahidropirimidinas (pirantel, morantel) y los derivados de la piperazina tienen un espectro
menor pero también son eficaces contra los ascáridos.
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